Oposición histórica a las corridas de toros en Mérida
Rubén
Alexis Hernández
Si
bien es cierto que el espectáculo taurino alcanzó cierta popularidad en Mérida
desde el mismo periodo colonial, es importante advertir que también ha sido objeto permanente de
crítica y rechazo
por parte de diversos
sectores y personalidades de la ciudad andina y de otras latitudes. Desde las
autoridades católicas de la etapa colonial hasta los movimientos ecologistas-ambientalistas
de la actualidad, se han esgrimido diferentes razones para justificar, incluso,
la prohibición de la carnicería taurina.
Argumentando
que las corridas atentaban contra las “buenas costumbres”, el orden público y
la vida de
los toreros, por ejemplo, las autoridades
religiosas en España
y las Indias abogaron por su prohibición a lo
largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Y no les faltaba razón, considerando que
para la época el
espectáculo taurino en
Mérida ya estaba íntimamente relacionado
con el consumo
de bebidas alcohólicas
y la consecuente ocurrencia de trifulcas. En este
contexto, la Iglesia Católica rechazó continuamente la celebración de las
corridas en Iberoamérica por medio de bulas y otros documentos, tal como se aprecia
en una orden papal de 1567:
“El
15 de diciembre de 1567 escribía el cardenal Alejandrino, secretario de Estado
del Vaticano, al nuncio del papa en Madrid, Juan Bautista Castagna una carta,
en la cual se ordenaba la promulgación por toda España de la bula contra las
corridas de toros. Unos días más tarde, el 28 de diciembre, se amplió esta
orden a las Indias y a Portugal. El 23 de enero de 1568 el Nuncio Castagna
comunicó la bula contra las corridas de toros a los arzobispos, ordenándoles
que la promulgaran, y declarando que la causa de haber suprimido el Papa dichas
corridas eran los abusos y muertes que en
las mismas ocurrían”
(Beatriz Martín Badorrey,
“Principales prohibiciones
canónicas y civiles
de las corridas
de toros” http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/29792/1/articulo5.pdf).
Irónicamente
algunas autoridades eclesiásticas han auspiciado al espectáculo taurino en
Mérida en los últimos años; incluso una de las corridas en el marco de la Feria
del Sol se llegó a celebrar en honor a una conocida Virgen.
Luego
del proceso independentista continuaron las críticas contra la tauromaquia en
Hispanoamérica, y por supuesto en Mérida, esta vez con cierta influencia de ideas
provenientes en su mayor parte del mundo anglosajón, donde era visto con horror
el espectáculo taurino (ya se discutía sobre los derechos animales). Aquí es
pertinente destacar la posición del escritor merideño Tulio Febres Cordero, quien,
a pesar de ser un gran defensor de las tradiciones heredadas de España,
aborrecía el juego de toros, como denominaba a la corrida. Advertía Febres
Cordero que este juego no era más que la representación de la barbarie: “Que
el juego de toros es bárbaro, no hay para que decirlo, pero vaya usted á
proponer su abolición y todo el mundo dirá que lo de la barbarie es muy cierto,
pero que también es verdad que sin toros no hay fiestas públicas, y que
por consiguiente debe
tolerarse esta diversión, en todo
tiempo combatida y siempre triunfante”.
En
nuestros días la vanguardia del rechazo a la carnicería taurina en Mérida está
a cargo de grupos ecologistas-ambientalistas y particulares que argumentan que
la tauromaquia no es más que la tortura y muerte del toro por simple placer, y
que por tanto no puede considerarse ni como un deporte ni como un arte, tal
como argumentan los protaurinos. Se trata de individuos motivados, en gran
parte, por dos hechos trascendentales: 1) El surgimiento a nivel mundial (donde
se llevan a cabo las corridas) de las conocidas organizaciones antitaurinas y de
otros colectivos defensores de los animales; y 2) El logro por la legislación venezolana
de ciertos avances en materia de derechos animales. Al día de hoy, tras la prohibición
de la tauromaquia en diversas partes del orbe, los antitaurinos merideños creen
que es cuestión de tiempo para que suceda lo mismo en el estado andino; en el proceso se
han organizado marchas, recolectado firmas y enviado cartas a distintas
autoridades estadales y locales de Mérida.
Comentarios
Publicar un comentario