Feria del Sol, tauromaquia y crisis en Venezuela. Nada que celebrar
Rubén Alexis Hernández
Se
acerca el inicio de otra Feria del Sol en la ciudad de Mérida, en el marco del
Carnaval, y aunque parezca increíble, dada la situación crítica en Venezuela,
autoridades estadales y municipales pretenden celebrar por todo lo alto el
evento en cuestión. Ahora bien, lo grave del caso no es la celebración como
tal, sino el hecho de que han sido destinados importantes fondos públicos
para la realización de espectáculos
perjudiciales para la salud física y mental de los asistentes, fondos
que debieron haber sido destinados para cubrir necesidades urgentes, como el
suministro de alimentos subsidiados a numerosos ciudadanos de escasos recursos,
algunos de los cuales ya compiten con los perros callejeros por los restos
desechados en la basura. Para colmo esta “inversión” no dejará ganancias al
pueblo merideño, sino a unos pocos empresarios (como los taurinos), y a ciertas
autoridades estadales y municipales.
Entre
los espectáculos feriales desgraciadamente subvencionados por el Estado,
destacan las barbáricas corridas de toros, nefasta herencia de la Monarquía
española en el continente americano. Si bien cada vez éstas son menos populares en Mérida, ciudad ambientalista y
ecologista por excelencia, no han perdido el apoyo de la élite local,
especialmente de la perteneciente al empresariado, a la Iglesia católica, a los
medios de “comunicación” y al sector político. Con el objetivo de que la
tauromaquia no se extinga en la ciudad andina, tanto el Gobierno estadal como
el municipal de Mérida aportan año tras año millones y millones de bolívares,
dinero que en vez de ser utilizado para costear un evento de naturaleza
violenta, y por tanto no apto para la salud mental de sus aficionados, debería
ser empleado para mitigar el hambre de buena parte del pueblo y para mejorar el estado de la salud pública. Con
frecuencia advierten líderes oficialistas y “opositores” que la violencia debe
ser erradicada del seno de la sociedad venezolana, pero a la vez son cómplices
de que las masas reciban su ración periódica de violencia, que además funciona
como elemento distractor y embrutecedor.
Entonces,
¿estamos en condiciones de celebrar fiestas carnavalescas o de otra índole en
Venezuela?. Por supuesto que no, por el contrario hay que reprobar e increpar a
todos aquellos funcionarios públicos involucrados en la subvención de eventos
deplorables caracterizados por el consumo indiscriminado de alcohol y de otras
drogas, la exhibición de la mujer como objeto sexual y la violencia. ¡Basta ya
de Feria del Sol en la ciudad de Mérida¡, al menos como las conocemos, más aún en estos tiempos de crisis,
en los que la prioridad no puede ser jamás el financiamiento público de un
espectáculo desgraciado como la sangrienta corrida de toros, por ejemplo.
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